Gomez Palacio, Dgo. Aumento en las carencias y condiciones
adversas de vida de las familias duranguenses es el saldo que deja el Gobierno
de Jorge Herrera Caldera con falta de obras y falta de visión para generar las
condiciones de desarrollo en la entidad, anteponiendo acciones recaudatorias
que ayuden a resolver la pesada nómina de gobierno.
A escasos días que concluya la
administración estatal, es evidente que pasará a la historia como una de las de
mayor decrecimiento en los niveles de desarrollo en la calidad de vida de los
habitantes al registrar poca o nula obra pública y programas que ayuden de
manera a combatir la pobreza.
Ha sido evidente la implementación de
programas recaudatorios como la decisión de haber retirado a los municipios la
facultad de expedir permisos para que los vehículos pudieran circular sin
placas, con lo que se dio un duro golpe a los ingresos propios de las
localidades para poder captar así el estado los recursos por concepto de plaqueo.
De la misma manera ha resultado por demás
notorio que la implementación del operativo radar, que se realiza en el
bulevar Ejército Mexicano, se lleva a cabo no para evitar accidentes viales,
sino para recaudar recursos a costas de los conductores que son sorprendidos y
obligados a recibir las infracciones por los elementos de transito que son
escudados por elementos del ejército.
Lo anterior contrasta con la falta de
obra que genere desarrollo o fortalezca la infraestructura para que se pueda
atraer la instalación de empresas que generen empleos, para que estos a la vez
puedan ofrecer oportunidades de desarrollo y bienestar en las familias.
Tan solo la Región Lagunera, la de mayor importancia después de la Capital,
es clara muestra de la falta de visión y de interés por parte del Gobierno para
la creación de infraestructura y obras, lo que deja pensar la difícil situación
que han sufrido los municipios que integran las diferentes zonas del Estado.
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